Sarriguren, 10 de mayo de 2022.-Durante los dos próximos años, un consorcio formado por AIN, la CUN, CENER, Trasa, Ingredalia, Cocuus System Ibérica, Bioeder y Bionanoplus investigará cómo producir, a partir de subproductos agroalimentarios, una nueva familia de biopolímeros que puedan ser utilizados en «aplicaciones de alto valor añadido» y, en particular, «en aplicaciones de impresión 3D en el sector biomédico». Uno de los objetivos más ambiciosos de la iniciativa, bautizada con el nombre de Imprimed, es «estudiar la impresión de prototipos de implantes cardiovasculares biocompatibles y bioabsorbibles a partir de los biomateriales desarrollados».
La Asociación de la Industria Navarra (AIN), la Clínica Universidad de Navarra (CUN) y el Centro Nacional de Energías Renovables (CENER), junto con las empresas Trasa (Tratamiento Subproductos Agroalimentarios), Ingredalia, Cocuus System Ibérica, Bioeder y Bionanoplus, trabajan de manera conjunta en el proyecto Imprimed, que está financiado por el Gobierno de Navarra dentro de la convocatoria de 2021 de proyectos estratégicos de I+D+i.
Este consorcio, según indicó AIN en un comunicado, investigará durante los dos próximos años cómo producir, a partir de subproductos agroalimentarios, una nueva familia de biopolímeros que puedan ser utilizados en aplicaciones de alto valor añadido y, en particular, en aplicaciones de impresión 3D en el sector biomédico. De hecho, uno de los objetivos más ambiciosos del proyecto es “estudiar la impresión de prototipos de implantes cardiovasculares biocompatibles y bioabsorbibles a partir de los biomateriales desarrollados en el proyecto”.
El proyecto, que aúna dos sectores claves de la Estrategia de Especialización Inteligente (S4) de Navarra como la salud y el agroindustrial, está liderado por AIN. Desde la asociación explicaron que, dentro del marco de economía circular, la industria agroalimentaria se convierte en una fuente económicamente asequible de materia prima para la producción de biopolímeros, “Los biopolímeros son unos materiales que, por su biocompatibilidad, biodegradabilidad y potenciales propiedades mecánicas similares al tejido cardiaco humano, lo convierten en un candidato ideal para este tipo de aplicaciones biomédicas”, describieron Saioa Burgui y Mariola Calle, investigadoras responsables en AIN de este proyecto.
Sin embargo, para poder hacer realidad la valorización de subproductos agroalimentarios y la promoción de una economía circular es necesario vertebrar una cadena de valor desde las empresas valorizadoras de subproductos agroalimentarios hasta las empresas desarrolladoras de la tecnología de bioimpresión. Y esto es uno de los aspectos destacables que ha conseguido Imprimed, que cuenta con la participación de Trasa y Bioeder para el estudio y preparación de los subproductos que gestionan en nuevas fracciones valorizables; Bionanoplus e Ingredalia para desarrollar nuevas alternativas de origen natural a sustancias sintéticas bactericidas, que puedan ser incorporados a los nuevos implantes biomédicos a través de nanotecnología; y la empresa Cocuus System Ibérica, que desarrollará las nuevas bioimpresoras con las que entrar en el sector de la bioimpresión de tejidos en el sector salud.
Imprimed cuenta además con la participación de tres agentes del SINAI complementarios entre sí (AIN, CENER y CUN), que sirven de apoyo a las empresas para asegurar que esta transformación de subproductos en bioplásticos con elevadas prestaciones puede tener lugar. Así, CENER y AIN trabajarán en el desarrollo de “procesos biotecnológicos más sostenibles para transformar los subproductos en materiales imprimibles, asegurando la transferencia de tecnología a las empresas”. De esta manera, el grupo de Materiales Avanzados de AIN “desarrollará nuevas herramientas de ingeniería genética, con las que transformar los subproductos agroalimentarios en biopolímeros compatibles con el cuerpo humano de una forma más eficaz y competitiva”.
Además, en fases posteriores se desarrollarán los materiales “para asegurar que puedan ser imprimibles y procesables a escala preindustrial”. Y, por otra parte, CENER realizará una optimización de la producción del biopolímero “escalando el proceso en su planta piloto de biorrefinería”. Finalmente, los nuevos biopolímeros serán puestos en valor por CUN a través de la generación de tejido cardiaco humano vascularizado en forma de demostradores impresos, “a partir de los nuevos materiales y células vasculares humanas”.
En definitiva, la biotecnología y la bioeconomía basada en el aprovechamiento de recursos renovables constituye uno de los dos ejes principales de Imprimed y “es, sin duda alguna, un sector estratégico en la recuperación de la economía en el escenario actual”. En este sentido, AIN apuntó que el proyecto “contribuirá a impulsar el sector biotecnológico en la región, promoviendo nuevas oportunidades de negocio y explotación industrial, así como de internacionalización y colaboración en I+D”.
Por otra parte, la ventaja de desarrollar y validar nuevas técnicas de bioimpresión en Navarra “permitirá a la región posicionarse en el mercado de estas tecnologías, agilizando e impulsando su actividad investigadora tanto en medicina regenerativa, ingeniería de tejidos y también en el ámbito de la ciencia de biomateriales”. Todo ello mediante “la creación de nuevas oportunidades de mercado para la valorización de subproductos agroalimentarios”.